Por más de diez años fue la mascota de su familia, hasta que un instinto salvaje casi acaba con uno de ellos.
El pasado 20 de junio de 2021, el chimpancé Buck falleció tras ser ejecutado de un balazo en la cabeza, luego de que el primate escapó de su jaula y mutiló a su dueña, con quien vivía desde hace 17 años en el condado de Pendleton, Oregón, en Estados Unidos.
Tamara, la mamá de la víctima y testigo del ataque, destacó que Buck mordió a su hija en el torso, los brazos y las piernas, por lo que ambas escaparon y se escondieron en el sótano, desde donde llamaron al 911.
“Estamos mandando a un oficial en este momento. Espera unos minutos, ¿vale?”, le avisó la operadora a la mujer de 68 años. Por su parte, ella expresó: “Nunca he visto algo así. Hay que sacrificarlo”. Y después manifestó: “Las dos estamos en el sótano. Tienen que darle un disparo en la cabeza al chimpancé. Los va a atacar”.
Al ver al chimpancé, el oficial le dispara una sola vez en la cabeza y se ve cómo el primate cae al suelo. Tamara y su hija fueron rescatadas por el oficial y trasladadas al hospital de la zona.
El sheriff de Umatilla argumentó que “era necesario sacrificar” al animal para poder prestar asistencia médica a su dueña y que además habían obtenido el permiso de Tamara para hacerlo.
La organización Personas por el Trato Ético de los Animales emitió un comunicado sobre este episodio, criticando las presuntas condiciones en las que vivía el chimpancé.
“Ella había privado al animal, muy sociable, de la compañía de otros chimpancés y lo había mantenido como ‘mascota’ durante años antes de que atacara a su hija. PETA ya había advertido a las fuerzas del orden de este mismo peligro, advirtiendo a las autoridades estatales de que ella había creado una bomba que podía explotar en el tiempo al entrar en contacto directo con un simio potencialmente peligroso”, aseveraron desde la entidad.
Según The Oregonian, la tenencia de chimpancés y otros animales exóticos en el estado de Oregon es ilegal desde 2010. Sin embargo, el gobierno local autorizó a quien tuviera un primate antes de ese año a mantenerlo durante el resto de su vida.
No se trata de la primera vez que ocurre un caso de este estilo. En 2009, el chimpancé Travis le arrancó la cara y manos a la estadounidense Charla Nash en un frenético ataque.